Ernesto Bravo participó como bailarín en Rojo, y hace algunas semanas cerró un difícil proceso, tras sufrir una violación a los 7 años de edad.
Asimismo, el artista señaló que hace dos años interpuso una demanda contra el agresor: un hombre que era amigo de sus padres.
La situación sucedió cuando él tenía 7 años. Y recientemente, luego de un demoroso proceso, la justicia confirmó el delito.
A través de redes sociales, Ernesto explicó la situación: «En conclusión, se acreditan los hechos. Me creen por parte del Estado y se reconoce a Ernesto Galaz Pino como mi abusador, el que me violó en reiteradas ocasiones».
Asimismo, contó la decisión de la justicia. Ya que el delito ocurrió hace muchos años, no existe una pena de cárcel efectiva.
El impactante testimonio de Ernesto Bravo
El joven conversó con Página 7 y entregó algunos detalles, enfatizando en la complejidad de expresar la situación vivida.
«Yo decía ‘esto se va conmigo, me lo llevo a la tumba. Es mi secreto, mi demonio, que lo tendré por siempre», partió relatando.
No obstante, luego de una fuerte discusión con su padre y una crisis, soltó todo: «Hubo silencio en toda la familia, lloraron y empezaron a hacerme preguntas. Pero una vez que lo conté, fue liberador».
«Estábamos en la mesa. Mi viejo se derrumbó y mi madre atinó altiro a abrazarme y hacerme cariño. Pero los dos llorando, una escena bien triste y dramática. Mis hermanos en silencio y mis padres pidiéndome perdón», continuó.
Siguiendo por esa línea, relató que comenzó con psicólogos y terapia. «Acepté pastillas, calmantes para regular la ansiedad, las crisis de pánico, los ataques de ira, intentos de suicidio. Nos preparamos con el psicólogo para interponer la demanda. Fue todo un proceso que hice con madurez», le contó al medio antes mencionado.
Esta fue su reacción al reencontrarse con su abusador
«Me tocó verlo por cámara en el juicio. Estaba conectado, de terno y corbata. Solo fueron miradas, pero es un tema fuerte», dijo respecto al primer acercamiento con el sujeto.
«Me había tomado un SOS antes de verlo, porque es ver al diablo. Te dan ganas de sacarlo de la pantalla y matarlo. Es terrible, te da bronca, rabia, impotencia, ganas de llorar, todo mezclado. Pero las pastillas y mi fuerza mental hicieron lo suyo», continuó
Respecto a si existió comunicación previa con el agresor, señaló que»nunca me envió un mensaje, nada, se arrancó, se escapó. Después de que me abusó, estuvo un año más y luego se desapareció. Se hizo una investigación para encontrarlo y lo hallaron en el Hospital de La Florida, un hospital de niños, trabajando en seguridad».
Respecto a la decisión de la justicia, indicó que «Sabíamos de antemano que no iba a estar preso, no me sorprendió de mala manera, porque lo teníamos visto. Hay una condena social, pero uno queda disconforme, porque esto es la pelea del bien contra el mal, de gente abusada contra el abusador», cerró.
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