Esta semana, el Banco Central emitió el Informe de Estabilidad Financiera (IEF), en el cual se revela que aumentó notoriamente la deuda en los hogares chilenos.
De acuerdo al documento, lo que incrementó fue el endeudamiento y carga financiera sobre el ingreso en los hogares, identificando como la causa al mayor uso de líneas y tarjetas de crédito. Además, se suman nuevas deudas para pagar créditos anteriores y una mayor dependencia al arriendo por parte de minoristas para adquirir propiedades, incluyendo un capítulo que profundiza sobre este y otros temas relacionados con la situación financiera de los hogares, identificando vulnerabilidades, mitigadores y riesgos relevantes para el sector.
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También el Banco Central estableció que, como producto de la mejor posición cíclica de la economía, el mayor peso de la deuda hipotecaria y que la mayor parte de estos créditos y los de consumo se emite a tasa fija. Los hogares se encuentran en un buen pie para enfrentar escenarios económicos más adversos.
En cuanto a las empresas, su endeudamiento alcanzó el 115% del PIB, con componente de deuda externa que se ha mantenido estable en torno a los 120 mil millones de dólares desde el 2015, y un crecimiento del crédito local ha acompañado el mayor dinamismo de la actividad.
Diversos factores permiten argumentar que el nivel de la deuda externa no constituye una vulnerabilidad relevante para la economía chilena. Por ejemplo, uno de ellos se relaciona con que cerca de la mitad de esta deuda corresponde a créditos asociados a inversión extranjera directa (deuda matriz-filial) y que no se observan descalces significativos de moneda en este sector. Sin embargo, algunos desarrollos en el sector corporativo merecen monitoreo, entre ellos, el de las empresas chilenas con inversiones en Argentina y Brasil, por la fragilidad de esos mercados, y aquellas que operan en el sector inmobiliario, que en lo más reciente han presentado algún deterioro en sus indicadores financieros.